Éste es un caso común entre las personas que nos dedicamos a crear, es ese momento en que tienes la labor de iniciar un proyecto y entregarlo en una fecha determinada, preparas tus utensilios lápices, borrador, hojas, marcadores, etc ¡todo listo! ¿y bien? ¿Qué sigue? ¿Como iniciar? la presión de entregar en un tiempo estimado no ayuda a que en nuestro proceso creativo las ideas fluyan, resulta que por necesidad la fase creativa de los proyectos arquitectónicos se programa como si se tratara de un proceso mecánico y no creativo.
Los primeros pasos.
Inicia bocetando a mano, estamos tan acostumbrados a utilizar la tecnología en todo momento, y si es una herramienta muy útil, pero no para que fluya tu creatividad, tu mano te dará libertad y es justo lo que necesitas. Para terminar con este síndrome necesitamos básicamente tres cosas:
- La primera es saber cuáles son las premisas del proyecto; que además del programa arquitectónico, son todas esas cuestiones técnicas y económicas que a petición del cliente deberás considerar;
- La segunda; conocer las proporciones de los espacios que integraran ese proyecto, y;
- La tercera, y muy importante, iniciar sin temor a equivocarnos; en la primera hoja no encontraras el resultado que buscas, es más bien el cúmulo de bocetos, de ideas los que te lo darán.
Alimenta tu biblioteca intelectual interior con las cosas que realmente te apasionan, literatura, un buen concierto, cine, una buena obra de teatro, exposiciones de pintura, escultura, fotografía, viajes, documéntate. La interpretación íntima que cada uno le dé a nuestro contacto con las cosas que nos apasionan, serán el detonante de la creatividad.
Autor: Arq. Mónica Melchor.
Socio Director Arquitectura Disrruptiva.
LUMA Arquitectura y Urbanismo Sustentable.